El alma como ejercicio y mutación
Textos de Brune Poletti
En un periodo de creciente virtualización de la vida social, de la construcción del sentido, Tim MiRaquel encarna sus convicciones para producir piezas llenas de historia, de carne hablante, aferrándose aún a los latidos de su cuerpo y al alma de las cosas (orgánicas, inorgánicas), tal vez como acto de resistencia.
El estribillo de una canción suele actuar como el cimiento significativo de toda su estructura interna. Se trata de un ejercicio reiterativo que actúa como ligazón entre los otros sectores de la composición.
Ejercicio, repetición, ligazón.
Apertura
- Jueves 13 de noviembre de 2025
- 18:00 a 21:30 hs
- Sargento Martínez 271 c/ Telmo Aquino
- (0981) 969 373
¿Qué sucede cuando pensamos el alma no como un ente estático, monótono y oculto por detrás de los cuerpos, sino como aquel ejercer reiterativo, casi obsesivo, que precisamente por aquella insistencia es capaz de construir sentido y asimismo engranar significados otros?
El alma así pasa de ser aquel subyacente esencial e inamovible, a convertirse en una praxis, una operación constante.
La obra de Tim MiRaquel puede ser leída precisamente como ese ejercer-alma atravesado por los cuerpos en tanto territorios, multiformes, mutantes, a la vez histórica y socialmente determinados.
Desde la fotografía, MiRaquel documenta su cuerpo, documenta los cuerpos geográficos que la rodean, registra como si de un archivo se tratase, pero la lógica impoluta propia a este modo, la esterilidad de aquellos registros se contamina de una mano viva que opera sobre la presunta transparencia que el medio fotográfico insiste en impostar, para conjurar imágenes-cuerpos vivos en pleno proceso de articulación. El gesto, entonces, consiste en descolocar el registro documental de la fotografía para exponerlo a la intemperie y a la vez introducirlo por dentro de las venas del cuerpo que hace/actúa/es.
La artista expone en esta muestra una serie de obras que continúa la línea de trabajo que viene desarrollando desde hace unos años. Se trata de fotografías expandidas, intervenidas con diversos materiales como fuego, sangre, hilo, entre otros. Hay en estos gestos, estas intervenciones, un profundo interés por lo corporal. Más que una superposición de materiales, se trata de operaciones que acontecen en el cuerpo-imagen, de afuera hacia adentro y viceversa. Cuando hay sangre, no es la imagen una superficie lisa donde ella salpica, es la foto misma la que sangra, quizás una sangre ajena o familiar, un cauce interconectado. Las máculas del fuego no necesariamente delatan el resto de un incendio, sino las ascuas de un recuerdo que se va consumiendo lentamente y, asimismo, los hilos no develan el anverso ni el reverso de una superficie plana, son signos de una sutura que se va hilando o deshaciendo.
Hay, pues, en estas piezas, la presencia ambigua de diversos movimientos. Congelados, tal vez, por su condición de imagen, pero aún así resultado de procesos múltiples y a la vez ellas mismas procesos en sí.




MiRaquel expresa, tanto desde su obra como en conversación, una marcada afinidad hacia lo mutante y lo mutable. Pero las preguntas emergen: ¿es lo mutable capaz de condensarse en un producto monolítico, en el que todo lo dicho es visible ante el ojo? ¿cómo se captura el movimiento en la imagen, dónde se guarda?
Apoyándose en lo polisémico de la palabra muestra, tal vez las preguntas encuentren ciertos indicios. MiRaquel presenta una muestra, en el sentido de exposición de su obra, pero también varias muestras, en su sentido de porciones, especímenes de un conjunto más grande que trasmuta, se transforma. Imagino sus piezas como recortes tomados de aquella somateca de la que Preciado habla.
MiRaquel realiza alquimias desde el cuerpo, toma la tierra, toma la sangre, conjura imágenes que se presentan como destellos latentes, potencias gestadas y gestantes.
A estos procesos suma una nueva línea que ella misma denomina electrofotografías, imágenes hechas a través de la utilización de un scanner digital. Aquí la instancia maquínica se hace aún más palpable: se trata de auténticas imágenes de luz, una luz que se arroja sobre el cuerpo e intenta aplanar sus texturas, pero los flujos, las rugosidades se reúsan a sucumbir sin batalla.
En un periodo de creciente virtualización de la vida social, de la construcción del sentido, Tim MiRaquel encarna sus convicciones para producir piezas llenas de historia, de carne hablante, aferrándose aún a los latidos de su cuerpo y al alma de las cosas (orgánicas, inorgánicas), tal vez como acto de resistencia. Aun así, no reniega de las tecnologías a su disposición para elucubrar su mensaje, las utiliza simpoiéticamente, creando junto a ellas. En medio de la incertidumbre del devenir humano y terrestre, su obra se lanza como la paradoja de la historia que deviene anacronismo, el cuerpo que se va transformando y la creación como ejercicio de la subjetividad no desligada del contexto dentro del cual sucede, sino muy por el contrario, emergido con una potencia bien marcada por el roce entre lo uno, el individuo, y lo otro, el entorno.
Sobre la artista
Tim MiRaquel (Raquel Cuella), artista enfocada en la fotografía y la performance.
Nació en Asunción en 1996, vive y trabaja en Areguá. Estudió Artes Visuales en el Instituto Superior de Arte «Dra. Olga Blinder» de la Universidad Nacional de Asunción, donde ejerce la docencia universitaria en el área de filosofía del arte en la carrera de Artes Visuales, así como en la Licenciatura en Danza de la FADA.
Participó de cursos, seminarios y actividades de formación teórica en la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia; en el Departamento de Humanidades de la Universidad Tecnológica de Pereira, Colombia; en la Universidad Federal de Paraná, Brasil y en la UAbierta de la Universidad de Chile; actualmente participa del seminario Espacio/Crítica de estudios liminales.
Fue premiada por la OIJ Organización Internacional para la Juventud en Iberoamérica en el 2019, galornada con el premio Henri Matisse en el 2021 y con una mención de honor en el premio Asgapa de incentivo a la escritura crítica en el 2021.
Forma parte del colectivo de mujeres artivistas Chakelarre, las chicas de fuego; del colectivo de artistas Taller de Moreno y es miembrx fundadorx de AVISPA Artistas Visuales del Paraguay Asociados.
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Los miembros de ASGAPA, estamos comprometidos en la consolidación y fomento de las artes, buscando transformar nuestros espacios en lugares de diálogo, intercambio, identidad, aprendizaje y estimulo entre artistas y público.
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