Obras recientes de Marcos Benítez

Feral o la posibilidad de lo salvaje

Lo feral tiene varias acepciones, por un lado, se utiliza para nombrar aquello cruel y sangriento, pero por otro también se utiliza para denominar aquellos animales que, habiendo sido domesticados ya, vuelven a comportarse salvajemente y abandonan el ámbito del corral o lo doméstico para ser libres.

En su trabajo de investigación relacionado a la producción artística, Marcos Benítez, desde hace aproximadamente un año, ha recabado información sobre la fiera entre las fieras, el jaguareté. Desde hace tiempo, Marcos trabaja entorno a la depredación que hacemos los seres humanos de los entornos naturales: la deforestación, la pérdida de ciertas especies de plantas en algunos ecosistemas, sobre todo los relacionados al bosque atlántico, y ahora, la amenaza de la desaparición de los felinos americanos, entre ellos, el jaguareté.

La introducción del ganado vacuno en Paraguay es de larga data, tanto como lo es la conquista y la colonización de este territorio, incluso antes de la conformación del estado-nación. Hernandarias, se dice, al ver las planicies sudamericanas, supuestamente exclama: “Aquí, vacas”. Y eso ha sido un camino que se ha tomado en el afán productivista de carácter extensivo. A las vacas le podemos agregar después la soja. Ambas producciones para ser rentables en los niveles en los que la mayoría de los ganaderos y sojeros buscan deben hacer de estas planicies tierra cultivable, es decir, deforestada, para plantar soja o pasto de alto rendimiento. Nuestras leyes permiten estos usos y criterios. Supuestamente hay líneas y territorios de bosque que deben respetarse, pero, al contrario de lo que el presidente Peña ha afirmado poco después de su asunción, hemos divisado desde aviones y drones, que por ejemplo el Chaco, ya no es ese impenetrable que alguna vez fue. Si es impenetrable es solamente porque las estancias son custodiadas fuertemente.

En este panorama no solo la flora se reciente, lo hace también la fauna que queda a merced de factores que el ecosistema no contemplaba. El jaguareté, amo del territorio en un pasado no tan remoto, temido y a la vez adorado, no encuentra comida ni refugio, y es ultimado cuando amenaza el ganado vacuno.

Marcos Benítez problematiza con las obras de esta muestra esa relación entre el ganado vacuno y la fauna nativa, lo doméstico y lo salvaje. Muchas de ellas trabajan las manchas del jaguareté trabajadas a fuego sobre lienzo, casi como reciben sus marcas de propiedad las vacas de una estancia. La exploración de las manchas da cuenta de aquello identitario que guardan, ningún pelaje de jaguareté es igual a otro, la disposición es única: no en balde comunidades indígenas mesoamericanas veían en estas manchas la escritura de algún dios.

En otra obra de la serie, un cuero vacuno recibe las manchas del jaguareté, también realizadas a fuego. Esta operación entrevé quizá la posibilidad de que algún día, quizá no muy lejano, el ganado se revele del amo y se vuelva feral, salvaje. Quizá sangriento.

¿Cómo detener la estampida de miles de cabezas de ganado enfurecidas?

 

Lia Colombino

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