Desde el 21 de marzo se habilita la muestra de fotografías «Herida(s) de Vacilación» del artista Alfredo Quiróz en Fábrica Galería / Club de Arte.
Esta muestra tiene la curaduría de Osvaldo Salerno y el texto de sala corresponde a Ticio Escobar.
A la comparecencia evanescente del resto, se suma un interés de Quiroz por el trabajo con lo fragmentario.
En esa dirección, el recurso del collage instituye la posibilidad de recrear narrativa y constructivamente por medio de formas combinables destinadas, en principio, a estar disgregadas.
El collage permite al artista abordar con sentido clasificador emocional y cognitivo lo fragmentario que deviene lenguaje sobre la realidad de las cosas.
La obra de Alfredo Quiroz recurre a una profusión de recursos con pretensión no sólo de configurar una enunciación visual sobre el mundo conocido, sino con la intensión de introducir, por medio de las interferencias formales, una irrupción que suponga a su vez una crítica de la propia mirada.
La obra de Alfredo Quiroz conforma atmósferas graves que orillan lo ominoso. En su obra pictórica, esto es logrado por medio del empleo de una paleta predominante fría, que enfatiza los motivos abordados: las figuras destacan sobre fondos lisos o texturas y logran iconicidad.
SOBRE SU OBRA
La fotografía como aquellas series que pueden ser consideradas en su carácter gráfico apelan con frecuencia a la monocromía, o privilegian espacialidades acotadas con sentido claustrofóbico; articulan juegos ópticos que alteran percepciones de posición y profundidad, o integran figuras y fondos con criterio de montaje.
Toda la obra de Alfredo Quiroz encara el desplazamiento de sentidos, ya sea por medio de la decisión en la selección de materialidad o a través de motivos dislocados que, incluso pese a su carácter cotidiano, irrumpen en escenas de un modo amenazante que podría sugerirse kafkiano.
Estas estrategias refuerzan las preocupaciones del artista en torno a nociones de pérdida y de memoria, que se articulan en el ámbito de una domesticidad en que los cuerpos individuales y los núcleos familiares son sometidos a presiones ejercidas por funciones de poder. Estos dos ámbitos: el cuerpo y la familia, son interferidos, además, por una ambivalencia que introduce un sentido de eroticidad marcada por lo siniestro.
Sobre la centralidad del concepto de memoria en la obra de Quiroz, Ticio Escobar distingue entre dos expedientes asumidos por el artista: “En primer lugar, como consciente operación de exhumación guiada por un afán determinado, político en general; en segundo, como memoria involuntaria, en la acepción con que Proust concibe este término” (2022).
Tanto en la obra visual de Alfredo Quiroz como aquella que recurre a la imagen en movimiento, el elemento pizarra –empleado en ocasiones– parece recurrir a sentidos de provisionalidad: “La silueta es susceptible de ser borrada, pero quedan rastros de tiza, la mancha del borrón. Pero queda la huella. La presencia subsistente de un resto, esas cenizas. Ese fantasma cuya materia no es materia” (Damián Cabrera, 2014).
Esta aparición interina que es abordada por el artista en operaciones que integran derivas íntimas con proyecciones macropolíticas contornan ideas de fijación circunstancial de las memorias y las identidades: “espectros incitados por Quiroz [que] son apariciones que pulsan por fijarse en el espacio, pero que, incapaces de hacerlo, se manifiestan con evanescencia” (Damián Cabrera, 2016).
Sobre Alfredo Quiróz
Alfredo Quiroz es un artista visual paraguayo, nacido en Asunción en 1974. De formación fundamentalmente autodidacta, su primer acercamiento a las artes visuales se da desde la plástica, en 2009: el artista parte de la pintura, para desarrollar luego obra gráfica, audiovisual e instalaciones, trabajando en ocasiones desde lo intermedial.
Quiroz posee formación en Medicina (Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción, 2000) y especialización en Hematología y trasplante de médula ósea (Hospital Central “Dr. Emilio Cubas” del Instituto de Previsión Social, 2005), y este aspecto de su vida profesional desempeña un rol importante en su obra visual. Acerca de este aspecto, la crítica de arte Adriana Almada sugiere que Quiroz “sabe distribuir coordenadas de sentido, así como sabe comprender y manipular, en tanto médico hematólogo, los imprescindibles y caprichosos flujos de la vida” (2020). La relevancia de la formación profesional de Quiroz no sólo se evidencia en términos de una tematización que en su trabajo considera el privilegio de una reflexión en torno a la corporalidad, sino desde un enfoque cromático que asumen, por ejemplo, sus pinturas.
Referencias.
Almada, Adriana. (2020). Alfredo Quiroz: Imagen, conflicto y resiliencia. El Nacional. Disponible en: https://www.elnacional.com.py/cultura/2020/08/24/alfredo-quiroz-imagen-conflicto-y-resiliencia/
Cabrera, Damián. (2014). El ciento ocho. Viento Fuerte.
Cabrera, Damián. (2016). Variaciones militares. Texto de sala. Asunción: Galería Fábrica/Club de Arte.
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